29 de marzo de 2013
Nos lo tomamos con calma, así que
nos damos un paseo en el trenecito y volvemos para comer temprano y prepararnos
para la excursión vespertina.
Salimos en autobús hacia El
Monasterio de Yuste, pero está cerrado y nos tenemos que conformarnos con verlo
por fuera, pero allí mismo se encuentra el Cementerio Alemán. Este cementerio
se crea al traer a este lugar los restos de todos los alemanes muertos en suelo
español en las dos guerras mundiales. En muchos casos son pilotos de aviones
que cayeron en el territorio de nuestro país y en otros cuerpos de naufragios
de barcos o submarinos que el mar arrojó a nuestras costas.
Después nos vamos a Valverde de
la Vera para asistir a lo que yo pensaba que era una procesión, Los Empalaos.
Pero pronto saldré de mi error, el “empalao” sale de su casa después de las 12
de la noche del Jueves Santo y realiza un vía crucis por las catorce cruces de
la localidad sin un orden establecido en las que se arrodillan y rezan.
A la entrada del pueblo hay
instalada una caseta de información donde además de folletos y poster recibimos
la información anteriormente expuesta. Desde allí, cruzamos el abarrotado
pueblo y vamos al Museo del Empalao, donde después de una interminable cola,
nos explican la arquitectura típica de las casas de La Vera y por supuesto todo
lo relativo a esta fiesta. Nos cuentan cómo se visten y se esfuerzan en dejar
claro el carácter nada sangriento ni perjudicial que es este rito, aprendemos
que los acompaña un cirineo y que las mujeres se cargan una cruz de madera y
hacen el mismo recorrido pero se le llama Nazarenos. Los nazarenos pueden ir
juntos o acompañando a un “empalao” pero nunca podrán caminar juntos dos
“empalaos”.
Nos colocamos en una de las
cruces donde no hay demasiada gente, las calles se quedan en penumbra, la
lluvia es incesante y de repente se oye el tintineo de las vilortas que cuelgan
de los brazos del “empalao”, llega, se arrodilla, reza y continúa su vía
crucis.
Volvemos bien entrada la
madrugada y empapados, pero ha merecido la pena, esta tradición nos ha
impresionado.
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