Día 4 de agosto.
A partir de este día no sé qué pasó con mis notas del viaje, quizás el embrujo, bueno esto suena muy del sur, mejor la magia de “Le Mont” me hizo olvidarme de ellas, quizás las borré en algún momento, quizás… lo cierto es que a partir de aquí tendré que tirar de memoria y con la ayuda de las fotos y de la hoja de ruta, donde sí que tengo anotados kilómetros, horas y gastos, reconstruir el resto del viaje.
Nos despedimos del vecino valenciano y nos encaminamos hacia el gran monumento normando, el tercero más visitado de Francia tras la Torre Eiffel y el Palacio de Versalles. En el inexpugnable islote amurallado se encuentra el pueblo en la ladera sur y varios edificios religiosos y todo coronado por la gran abadía benedictina. Tras la iglesia mandada construir por Aubert, obispo de Avranches, se construyó una iglesia pre-románica, después la abadía románica y es en el siglo XIII cuando se construye en la cima del peñasco granítico el conjunto gótico, “La Maravilla”, dos edificios de tres pisos coronados por el refectorio y el claustro, aunque se han realizado modificaciones hasta el siglo XVIII.