5 de Agosto.
Hemos comenzado el regreso,
además de las visitas de hoy queremos ver algún castillo del Loira, pasar un
día en Futuroscope y el Perigord.
Seguimos disfrutando de la
infraestructura francesa para las autocaravanas, dormimos en el área junto al
castillo y estamos perfectamente ubicados para la visita. La única pega es que
el grifo no tiene rosca y a duras penas conseguimos meter la manguera.
En Fougeres destaca su inmensa
fortaleza construida entre los siglos XII y XV y testigo de las guerras entre
Francia y Bretaña, mantiene su barrio medieval, sus casas y calles empedradas.
Después de unos problemillas
estomacales iniciamos la visita alrededor del castillo y por unos jardines
finalizando en una iglesia donde se está celebrando una boda.
Nos vamos hacia Vitré, nos
dirigimos a un aparcamiento detrás de la estación muy amplio y supongo que por
ser domingo muy solitario. Comemos allí junto a otra autocaravana habitada por
un francés tan simpático como extraño con el que charlo. Vienen a verlo con un
coche antiguo me enseña los papeles y está matriculado en 1940, me da la
impresión de que quieren su opinión para comprarlo. Hemos observado que en el
aparcamiento de delante de la estación hay otras autocaravanas así que
decidimos aparcar allí mientras visitamos la ciudad. Nos despedimos del francés
que da unos caramelos a las niñas.
Vitré al igual que Fougeres es
una ciudad que creció al amparo de su fortificación, aunque esta es más
pequeña. Lo primero que encontramos es las casas de entramado de madera que con
las almenas del castillo al fondo son la imagen promocional de este rincón
bretón y la verdad no defrauda.
El castillo está muy bien
conservado y digno de admirar, aunque el interior no está al mismo nivel.
Mientras lo disfrutamos pienso por qué en España y en las tierras de Castilla
no se habrán conservado los Castillos de la misma forma, una pena.
Después de visitar el majestuoso
castillo paseamos por el entramado de calles medievales con algunas casas
dignas de admirar hasta llegar a la iglesia de Notre Dame.
Esta iglesia gótica nos sirve
para relajar a las niñas, el motivo lo desconozco pero lo cierto es que el
silencio de esta iglesia en la que les dieron unos cuentos, supongo con
temática religiosa, fueron un tranquilizante para ellas. Las niñas que salieron
eran distintas de las que entraron, se llenaron de la paz del lugar, lástima
que nos quede tan lejos para volverlas a traer de vez en cuando.
Volvemos a la auto y nos ponemos
en marcha al cabo de hora y medio decidimos buscar en la primera área que
encontremos, consultamos la guía camper stop y nos decidimos por Pouancé. Al
entrar no nos parece muy buen sitio pero al aparcar descubrimos delante de
nosotros un inmenso prado verde alrededor de un lago. El prado cuenta con
merenderos y un parque infantil.
Al rato de estar allí llega un
chico que nos cobra la pernocta con baño, agua y luz. La dolorosa asciende a la
importante cantidad de 2.75 €, del susto casi nos vamos corriendo a buscar un
camping español.
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