Portugal. Día 3. Peniche, Óbidos, Mafra y Ericeira.

Finalmente la noche ha sido buena, por la mañana el viento mueve la AC y se oye a las gaviotas volando sobre ella. Después de desayunar las niñas se fueron a jugar al parque y nosotros recogimos la AC.


Pongo la autocaravana en la zona de vaciado, y después de vaciar las grises y llenar las limpias, me dispongo a vaciar el químico y al sacarlo saltó el botón para que le entre aire, encontramos un muelle pero era evidente que faltaba otra pieza. Pagamos el camping, buen precio 14,63€, y allí mismo nos tomamos un café.

Nos acercamos a los acantilados y abandonamos Peniche.


Nos dirigimos a Óbidos, aparcamos en un parking junto al acueducto que aunque es gratuito tiene barreras, que hoy están levantadas, y una caseta con los precios del parking, en la parte trasera se ve el área, junto a nosotros hay otras dos AC’s.

Óbidos es una ciudad amurallada coronada por su castillo, casas encaladas con esquinas y zócalos pintados en azul o amarillo, calles empedradas y jalonadas con muchas flores, buganvillas, madres selvas,…

Antes de atravesar la muralla ya nos encontramos puestos en la calle al estilo de los mercados medievales que ofrecen toda clase de productos, desde zumos de naranja que te exprimen en el momento hasta curiosos panes y dulces. Es un anticipo de lo que nos encontraremos en el interior la maravilla del pueblo se mezcla con un inmenso bazar como es habitual en todos los pueblos turísticos.



Entramos a la ciudad amurallada por una torreta en cuyo interior hay un gran balcón adornado con los típicos azulejos portugueses y palmas que supongo serán del reciente Domingo de Ramos. A diferencia de España, las palmas no están secas sino verdes.
Desde la parte baja del pueblo vamos hacia el castillo visitando muchas iglesias donde se advierte la celebración  de la Semana Santa, de la que también intentan hacer un reclamo turístico pero…



Encontramos algo así como una Pasión viviente aunque al entrar no habíamos percibido lo de viviente, quizás porque era mediodía y sólo había un romano que nos dio un gran susto al moverse para preguntarnos por las trillizas.

El Castillo es amplio y bien conservado, en él se está desmontando la recién finalizada feria del chocolate, lastima no haber venido unos días antes.



La vuelta la hacemos por la Vía Direita, esta si que es la calle principal llena de tiendas donde hacemos algunas compras, entre ellas una especie de licor de cerezas que se toma en unos vasitos de chocolate y que casi dos meses después no hemos probado.

Comemos en un restaurante extramuros, la comida con la promesa de un helado resulta tranquila y las tres de la tarde salimos con dirección a Mafra.

Al llegar nos encontramos unas obras delante del palacio, el parking señalado es zona azul y en las plazas marcadas no hay espacios para AC, preguntamos y nos indican que se puede aparcar en la parte trasera pero también nos enteramos que el palacio está cerrado, así que decidimos irnos para Ericeira al camping en el que hemos decidido quedarnos esta noche.



El camping tiene buena pinta, la zona de autocaravanas es una isleta de unos 300 metros para aparcar las autos a los lados y con todos los servicios en la isleta, aunque para vaciar haría falta una manguera como tiene el motorhome inglés que era el único ocupante a nuestra llegada.  En la puerta la gente que entraba y salía no nos dio muy buena impresión y el área de vaciado y llenado del exterior estaba cerrada, estaban montando una estructura de madera cerrada, así que creo que adiós al área.



Después de acomodarnos y merendar vamos a dar un paseo por la playa, y cuando vamos andando por el camino que da acceso a la misma entra la auto de la familia vasca que conocimos el primer día en Évora. Volvemos a la AC para dar el día por finalizado.




Kilómetros recorridos: 110 Km
Tiempo empleado: 2h 1’
Pernocta Camping Ericeira: 17,50 €
Parking Óbidos: 39.358187,-9.157453


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Portugal. Día 2. Évora y Queluz.


Nuestra primera noche en AC ha sido con una lluvia incesante, me he despertado muy temprano pero con el lío de la hora española y la portuguesa la verdad que no se realmente a que hora. La tercera vez que hoy cantar al gallo me decidí a levantarme, y efectivamente, era muy temprano porque en ninguna de las ACs de jubilados europeos se veía movimiento.
Después de levantar a toda la tropa y desayunar preparamos la nave y mientras las niñas se despiden de Ana, su amiga de Oporto, nosotros vamos a vaciar aguas por primera vez.
Rápidamente estamos en el parking que parece más cercano al centro donde había varias autos aparcadas y da la impresión de que han pasado allí la noche. Évora es una ciudad amurallada alrededor de la cual hay muchos parking  para facilitar la visita. Curiosamente aparcamos junto a la Ac de la familia  vasca con la que ayer hablamos al llegar al camping. La madre sale fuera a tomar un café y charlamos un rato a la misma se une una pareja mayor de la AC de al lado que llega preguntando, ¿cómo  no?, por las trillizas. Charlamos sobre las limitaciones de más de 3,5 toneladas y si es conveniente o no entrar con esa limitación.
Tomamos la avenida de la constitución arriba y nos encontramos a la izquierda con la parte trasera de la iglesia de San Francisco y decidimos dejarla de momento, y a la derecha en una pequeña plaza se encuentra la iglesia de Nuestra Señora da Graça con una fachada granítica en la que destacan los Meninos da Graça que representan las cuatro partes del mundo a cuyas costas llegaron los buques portugueses, aunque hay otras leyendas como las que sostiene que representan a las cuatro primeras victimas de la inquisición en Évora.

Llegamos hasta la Plaza Giraldo donde entramos en la Oficina de Turismo, hacemos acopio de folletos, planos, y toda la información que había, por supuesto por triplicado; pero la señorita que atendía no era muy habladora, a todo lo que le pregunto contesta con algún folleto.

Desde allí subimos por la estrecha y turística calle 5 de Octubre hasta la Catedral, la bordeamos y nos encontramos con el más importante vestigio del pasado romano de esta ciudad, el templo de la Diosa Diana.

Continuamos la vuelta alrededor de la catedral por estrechas y poco cuidadas callejas donde hay que compartir el  poco espacio de las mismas con los coches que también transitan por ellas.
Finalmente alcanzamos de nuevo la entrada principal de la catedral a la que accedemos por el arco ojival de su puerta, flanqueada por las imágenes de los apóstoles.
Nos vamos directamente al claustro, aunque a lo largo del viaje vamos a encontrarnos con preciosos y sorprendentes templos, al igual que me pasó en la zona de Oporto, los claustros en Portugal me parecen maravillosos. 

Callejeamos hasta alcanzar de nuevo la Avenida de la  Constitución desde donde nos dirigimos a la Iglesia de San Francisco aunque primero visitamos la anexa Cueva dos Ossos. La capilla se construye en el siglo XVI cuando los cementerios de los conventos franciscanos están llenos y hay que exhumar los cadáveres, la construcción se realiza con los huesos de mayor tamaño que son fijados con una argamasa realizada entre otras cosas con los restos de los huesos más pequeños.

“Los huesos que aquí estamos, por vosotros esperamos”

Volvemos a la AC y nos vamos a ver el Acueducto el otro gran resto romano de la ciudad, después de una rápida parada nos vamos a comer a Mcdonald que con las niñas siempre es una garantía de éxito, aunque en esta ocasión el postre es diferente al de España.
Después de la comida ponemos rumbo a Queluz, vamos por autopistas de peaje aunque por suerte son de pago tradicional y además no me resultaron demasiado caras. Cruzamos el Puente 25 de Abril para acceder a Lisboa y el peaje de éste si me resulta excesivo, desde allí a Queluz es un paseo a pesar de que me paso una salida de la autopista y hacemos unos kilómetros de más.
Cuando accedemos al palacio nos comunican que en una hora cierran, por lo que tenemos una hora para ver 30 salas y los jardines, lo clavamos. El palacio de aire versallesco merece muy mucho la pena y los jardines también. Su construcción la inicia Pedro III en el siglo XVIII y aunque en la misma participan arquitectos, decoradores y jardineros de toda Europa no pierde su esencia portuguesa especialmente con la presencia de la famosa baldosa azul, los azulejos.

Nos vamos a hacer noche en Peniche, paramos a echar Gas – Oil, las niñas ponen las tres mellizas y las tres mellizas se entretienen hasta el fin del viaje.
El camping de Peniche resulta muy económico y desde la auto vemos los acantilados y como en ellos rompen las olas, detrás un parque para que las niñas jueguen. Decidimos cenar dentro porque hace “rasquilla” después de que todas las mujeres pasen por la ducha. Las niñas no cenan, devoran; se acuestan temprano y aprovecho  para escribir estas notas.
Estamos al lado de la carretera aunque no pasan muchos coches, mucho aire que hace tintinear algo metálico sobre los mástiles de las banderas, ¿habrá sido buena elección?




Kilómetros recorridos: 260 Km
Tiempo empleado: 3h 17’
Gas – Oil: 100,17€
Pernocta Peniche Praia: 14,63 €
Parking Évora: 38.566603,-7.906596
Parking Acueducto Évora: 38.576963,-7.914472
Parking Queluz: 38.750412,-9.257185



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