Nuestra primera noche en AC ha sido con una lluvia
incesante, me he despertado muy temprano pero con el lío de la hora española y
la portuguesa la verdad que no se realmente a que hora. La tercera vez que hoy
cantar al gallo me decidí a levantarme, y efectivamente, era muy temprano
porque en ninguna de las ACs de jubilados europeos se veía movimiento.
Después de levantar a toda la tropa y desayunar
preparamos la nave y mientras las niñas se despiden de Ana, su amiga de Oporto,
nosotros vamos a vaciar aguas por primera vez.
Rápidamente estamos en el parking que parece más
cercano al centro donde había varias autos aparcadas y da la impresión de que
han pasado allí la noche. Évora es una ciudad amurallada alrededor de la cual
hay muchos parking para facilitar la
visita. Curiosamente aparcamos junto a la Ac de la familia vasca con la que ayer hablamos al llegar al
camping. La madre sale fuera a tomar un café y charlamos un rato a la misma se
une una pareja mayor de la AC de al lado que llega preguntando, ¿cómo no?, por las trillizas. Charlamos sobre las
limitaciones de más de 3,5 toneladas y si es conveniente o no entrar con esa
limitación.
Tomamos la avenida de la constitución arriba y nos
encontramos a la izquierda con la parte trasera de la iglesia de San Francisco y
decidimos dejarla de momento, y a la derecha en una pequeña plaza se encuentra la
iglesia de Nuestra Señora da Graça con una fachada granítica en la que destacan
los Meninos da Graça que representan las cuatro partes del mundo a cuyas costas
llegaron los buques portugueses, aunque hay otras leyendas como las que
sostiene que representan a las cuatro primeras victimas de la inquisición en
Évora.
Llegamos
hasta la Plaza Giraldo donde entramos en la Oficina de Turismo, hacemos acopio
de folletos, planos, y toda la información que había, por supuesto por
triplicado; pero la señorita que atendía no era muy habladora, a todo lo que le
pregunto contesta con algún folleto.
Desde allí
subimos por la estrecha y turística calle 5 de Octubre hasta la Catedral, la
bordeamos y nos encontramos con el más importante vestigio del pasado romano de
esta ciudad, el templo de la Diosa Diana.
Continuamos
la vuelta alrededor de la catedral por estrechas y poco cuidadas callejas donde
hay que compartir el poco espacio de las
mismas con los coches que también transitan por ellas.
Finalmente alcanzamos de nuevo la entrada principal
de la catedral a la que accedemos por el arco ojival de su puerta, flanqueada
por las imágenes de los apóstoles.
Nos vamos directamente
al claustro, aunque a lo largo del viaje vamos a encontrarnos con preciosos y
sorprendentes templos, al igual que me pasó en la zona de Oporto, los claustros
en Portugal me parecen maravillosos.
Callejeamos hasta alcanzar de nuevo la Avenida de la Constitución desde donde nos dirigimos a la Iglesia de San Francisco aunque primero visitamos la anexa Cueva dos Ossos. La capilla se construye en el siglo XVI cuando los cementerios de los conventos franciscanos están llenos y hay que exhumar los cadáveres, la construcción se realiza con los huesos de mayor tamaño que son fijados con una argamasa realizada entre otras cosas con los restos de los huesos más pequeños.
Callejeamos hasta alcanzar de nuevo la Avenida de la Constitución desde donde nos dirigimos a la Iglesia de San Francisco aunque primero visitamos la anexa Cueva dos Ossos. La capilla se construye en el siglo XVI cuando los cementerios de los conventos franciscanos están llenos y hay que exhumar los cadáveres, la construcción se realiza con los huesos de mayor tamaño que son fijados con una argamasa realizada entre otras cosas con los restos de los huesos más pequeños.
“Los
huesos que aquí estamos, por vosotros esperamos”
Volvemos a
la AC y nos vamos a ver el Acueducto el otro gran resto romano de la ciudad,
después de una rápida parada nos vamos a comer a Mcdonald que con las niñas
siempre es una garantía de éxito, aunque en esta ocasión el postre es diferente
al de España.
Después de la comida ponemos rumbo a Queluz, vamos por
autopistas de peaje aunque por suerte son de pago tradicional y además no me
resultaron demasiado caras. Cruzamos el Puente 25 de Abril para acceder a Lisboa
y el peaje de éste si me resulta excesivo, desde allí a Queluz es un paseo a
pesar de que me paso una salida de la autopista y hacemos unos kilómetros de
más.
Cuando
accedemos al palacio nos comunican que en una hora cierran, por lo que tenemos
una hora para ver 30 salas y los jardines, lo clavamos. El palacio de aire
versallesco merece muy mucho la pena y los jardines también. Su construcción la
inicia Pedro III en el siglo XVIII y aunque en la misma participan arquitectos,
decoradores y jardineros de toda Europa no pierde su esencia portuguesa
especialmente con la presencia de la famosa baldosa azul, los azulejos.
Nos vamos a hacer noche en Peniche, paramos a echar
Gas – Oil, las niñas ponen las tres mellizas y las tres mellizas se entretienen
hasta el fin del viaje.
El camping
de Peniche resulta muy económico y desde la auto vemos los acantilados y como
en ellos rompen las olas, detrás un parque para que las niñas jueguen.
Decidimos cenar dentro porque hace “rasquilla” después de que todas las mujeres
pasen por la ducha. Las niñas no cenan, devoran; se acuestan temprano y
aprovecho para escribir estas notas.
Estamos al lado de la carretera aunque no pasan
muchos coches, mucho aire que hace tintinear algo metálico sobre los mástiles
de las banderas, ¿habrá sido buena elección?